¿Quién no conoce una situación en la que está insatisfecho consigo mismo? ¿Se compara a sí mismo con los demás, exagera y descubre quién más es mucho mejor? O hay situaciones de las que nos avergonzamos y preferiríamos que no sucedieran en absoluto. Y esta lista está creciendo. Detrás de todo esto está la (supuesta) creencia personal de que hemos actuado mal. Hicimos algo mal. ¡No somos lo suficientemente buenos! La paz contigo mismo significa verte a ti mismo como parte de Dios, cada uno de nosotros somos una parte única del Dios que nos creó y que insufló el poder de Cristo en nosotros a través de nuestra alma. Cuando soy consciente de que soy un rayo de luz, que soy un rayo de Dios, único, que no está en ningún otro lugar del mundo y no lo será, entonces sé: ¡Como soy, soy real! Lo que he hecho, lo he planeado con otro en mi plan de vida para apoyarme a mí y a otros en el mundo material en el camino hacia la perfección. Dije "Sí" a todo lo que hacía y eso me pasó. Yo estaba y estoy listo para aprender. Como individuo en la materia y como parte de Dios. Cuanto más irradie de mí esta parte de Dios, más espacio tendrá mi alma y más conciencia tendré para recorrer mi camino y realizar mis tareas de aprendizaje. La clave de la PAZ es el amor: podemos amar porque Dios nos ama y nos regala su amor todos los días. La paz y el amor propio es el comienzo  de “¡Paz con todo lo que es!” – ¡Yo soy yo! ¡Soy!